El presidente estadunidense, Barack Obama, dice que su rival político republicano Mitt Romney es como un Robin Hood a la inversa, que regala dinero a los ricos. Todo el proyecto económico de gobierno de Romney está basado en la idea de acumular cinco billones de dólares en recortes de impuestos a los más adinerados, estamos ante una suerte de Romney-Hood, ilustró el mandatario demócrata. Este es un juicio muy atinado, pero el asunto es que los gobiernos, todos, a eso se dedican, a despojar a los desposeídos a favor de los ricos, muy ricos. En su defecto, el gobierno permite que las mafias capitalista adineradas despojen a los asalariados no sólo plusvalía sino su mismos miserables salarios.
Hablemos, por ejemplo, de lo que que la proporción del sueldo que al pago de sus deudas por el uso vivienda se triplicó en sólo una ose impedirlo. No hay Ley contra pues.
Para hacer frente a sus apremiantes necesidades, los trabajadores con trabajo, cuyos salarios no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas, tienen que acudir a los bancos a por un préstamo que se les ofrece falsamente barato. Por ello, el pago de intereses y por consiguiente la carga financiera de las familias por el uso de préstamos al consumo (las tarjetas de crédito y los garantizados con la nómina) e hipotecarios aumentó rápidamente en la última década.
De ese modo, en lugar de resolver su precariedad económica y social, se ve con tristeza que la carga financiera que enfrentan las familias para cubrir los intereses de sus créditos al consumo e hipotecarios con la banca y otros intermediarios no bancarios llegó a 661 mil millones de pesos al cierre de 2011.
Se trata de una cantidad equivalente a 17.1 por ciento del total de sueldos y salarios pagados a los trabajadores del país. Es también comparable a 4.6 por ciento del producto interno bruto (PIB), es decir, al tamaño de la economía mexicana.
En 2000 el gasto realizado por las familias mexicanas por intereses de sus créditos bancarios se situó en 191 mil millones de pesos, suma que entonces representaba 6.7 por ciento de los sueldos y salarios, y 1.8 por ciento del PIB.
Y llegó el PAN, ahora arrepentidos de haberse olvidado de sus humanistas principios.
Pasa en México, donde tenemos las familias mexicanas destinan de préstamos al consumo y a la década, sin que autoridad alguna los bandidos banqueros. Usureros,
La crisis permanente del capitalismo y la rapacidad de los financieros burgueses son la causa final de que en los últimos años sea mayor el gasto que destinan las familias a cubrir el costo de los intereses de sus préstamos al consumo, que el relacionado con la compra de una vivienda.
Entre 2000 y 2011 el saldo del crédito total otorgado a las familias para consumo y compra de vivienda, tanto por los bancos comerciales como por intermediarios no bancarios (como las tiendas departamentales, en el primer caso, o las sociedades financieras de objeto limitado o múltiple, en cuanto a la vivienda; incluso las casas de empeño) creció en términos reales 163.3 por ciento. Pasó de 887 mil millones de pesos a 2 billones 336 mil millones de pesos.
El componente más dinámico del crédito total a las familias en el periodo fue el relacionado con el consumo. Este segmento creció a una tasa real –descontado el efecto inflacionario– de 353.4 por ciento, lo cual refleja una tasa de crecimiento real promedio anual de 32.1 por ciento.
El gran dinamismo del crédito al consumo se explica, en parte, por la masificación de la cual fue objeto y porque el monto otorgado de éste es una fracción del concedido para adquirir un bien inmueble, lo cual permite que su colocación sea relativamente fácil, además de que requiere menos requisitos para su otorgamiento. Se trata de un gancho por el que son pillados los necesitados padres de familia.
Desde la perspectiva de la importancia relativa del pago de intereses y amortizaciones, en el último año 45.9 por ciento del total erogado por las familias para dar servicio a su deuda correspondió a amortizaciones, y el 54.1 por ciento al pago de intereses.
Con esas palabras se describe en reportes financieros muy serios el viacrucis que recorren las familias empobrecidas de México. Los que no pagan a tiempo saben lo que significa ser azotados por las y los empleados de las agencias de cobranza día y noche, sabiendo que terminarán en la Cruz.
Esta es la historia al revés de Hood Robin, o en mexicano: Roto el Chucho. Continuará.