La Roja, como le llaman los españoles ha muerto. Y lo ha hecho ante Italia.
También será el final de otros que han estado en esta Eurocopa y comenzarán los debates del estilo, de los jugadores que deben estar, de lo de siempre. Aunque de lo que hay que hablar es que España se suicidó ante Italia en una primera parte desastrosa, de las peores que ha hecho en los últimos tiempos. Tanto hablar de cambios, de sorpresas en los días previos y resultó que la sorpresa fue ver a Italia haciendo de España y viceversa. Ver para creer. Los de Del Bosque –enfadado desde el principio por lo que estaba pasando– no se enteraron de nada de lo que estaba pasando. Ni tenían el balón, ni presionaban bien la salida del esférico de los italianos y estaban más pendientes e discutirle todo al árbitro, muy malo por cierto, que de hacer su fútbol.
Italia, por su parte, tenía muy claro lo que tenía que hacer y lo hizo a la perfección. Estar bien atrás y salir rápido arriba con Pellè como pivote bajando todos los balones. Así, volvió loca a una defensa española desbordada. Lo único u salvaba a la selección era De Gea que evitó un par de goles antes de que Chiellini marcara el 1-0 en el minuto 33 al aprovechar la pasividad de la defensa española al lanzamiento de una falta que rechazó De Gea y los zagueros de la Roja tardaron siglos en ir a por Giaccherini y Chiellini que fue el que marcó. La cosa se le ponía muy fea a la selección que suerte tuvo de De Gea para no irse al descanso con el partido perdido porque el meta sacó un balón a disparo de Giaccherini con una parada impresionante. Mientras eso hacía el portero, sus compañeros corrían detrás del balón y de los italianos y sólo dispararon una vez entre los tres palos. Fue Iniesta en un chut que Buffon paró sin problemas.
La Roja confiaba en la remontada y a por eso se fue. Del Bosque quitó a Morata y dio entrada a Lucas Vázquez para abrir el campo. Ya no había ni sistema de juego ni nada, lo importante era marcar como fuese. Era un todos arriba intentando abrir el campo y con ello, la tupida defensa italiana formada por nueve hombres, todos menos Pellè y Eder. España era un querer y no poder porque cuando no se encontraban con el cuerpo del rival, lo hacían con Buffon que evitó que Iniesta marcara con un disparo desde fuera del área. Y así una y otra vez, todas las intentonas españolas quedaban en nada para desesperación de los jugadores de Del Bosque, incluido Casillas que estaba de pie al lado del banquillo, completamente nervioso.
El partido se le estaba poniendo muy cuesta arriba a España que tiró de todo lo que tenía para buscar el empate. Piqué lo tuvo en dos ocasiones y en ambas se encontró con Buffon que cerró su partido con un paradón al azulgrana que disparó a bocajarro. Fue el canto del cisne español porque en la jugada siguiente vio como Italia marcaba el 2-0 en una contra que culminó Pellè. Era el minuto 91 y el final de una España que ha maravillado a todos pero que debe regenerarse