MSV.- El Partido de la Revolución Democrática, toma como bandera de lucha, echar abajo en tres años mediante la aprobada consulta popular, la ley energética que fue aprobada ya muy ajustada a la conveniencia que la derecha nacional tiene en este país.
Lo importante es que desde antes y ahora al inmediato de ser aprobada esta reforma, hubo declaraciones internas y externas, de haber lo suficiente para invertir, aún con la serie de controles y obligada rendición de cuentas, en función de que los dividendos serán mucho muy superior a los que cualquier industria está pagando.
Por eso todos los contratos, tendrán sus propios seguros para no estar en ascuas de que por faltas de acuerdos de quienes democratizan gobiernos, puedan ponérselos en riesgo.
Como quiera, aunque la izquierda no participa directamente en esta nueva ley energética, su presión consigue, la consulta popular y que las inversiones sean específicas, porque hoy, como le está haciendo este gobierno en todo lo de imprenta, que aunque su promesa era comprar todo en Michoacán para mantener activas la empresas, decide adquirirlas donde ahorre y por ello también sea el causante de que muchos negocios estén cerrando y aumentando más el desempleo. Por eso es que ya se están admitiendo como verdades, las críticas que los científicos están agudizando respecto a que lo que produzca Petróleos debe ser negocio, sino, mejor maquilar o concesionar, vendiendo a empresas privadas al pie de donde se extrae el energético y que la producción que estas comercien lo hagan donde mejor se las paguen, entendiendo que no todo el petróleo lo van a vender en bruto, sino que van a producir miles de derivados, que abrirán más ocupaciones laborales.
El precio tiene que ser menor del que vende en barril Petróleos, para que ganen y puedan pagar los impuestos al estado. De esa manera, México sí crece y podrá hacer realidad lo que dice Camacho el del PRI y el líder de la bancada priísta en el Senado, que los beneficios sí los vean los mexicanos entrar por la puerta de sus hogares, así como la creación de empleos y abundancia de fuentes de trabajo.
Lo anterior pega, porque en los Estados Unidos que tiene tantas refinadoras, están viendo que ya no son negocio y las están vendiendo, porque ni les mandan maquilar, ni quien les ministre petróleo al precio que les siga sosteniendo la ganancia conveniente como cuando tenían Alaska y sus cuevas de reserva que las tenían hasta el tope, porque por grandes volúmenes Asia se los vendía a menos de los cuarenta dólares por barril y ellos como lo cotizan, es a más de los ciento diez y sus derivados proporcionalmente a cuatrocientos cincuenta.
Por otra parte, ya sin la presión del sindicato petrolero que tenía cinco asientos en el consejo de quince en Pémex, los alborotos sindicales serían contra las empresas, no contra el estado que es el aval de quien venía contratando.