Ayyy comadre, no me vayas a salir con una mamachistada, que porque ya nuestro futuro se le fue el mando más superior, es el que va a tener más libertades de accionar su s propias ideas para poder cumplir sus sueños en servir a sus terruño donde nace. Eso comadre, es al contrario, porque la esposa del que nos va a gobernar, es a todo dar, con decirte que no solamente se sube a las combis para apantallar que no tiene un “güicho”, sino que doña Carmelita Stefan ha pagado toda su vida víveres y ayudas a casas de niños abandonados y viejitos, pero sin permitir que se de a conocer su nombre, no como aquí lo de la Cocoa que hasta paga fotos porque aparezca que ella es pobre y sus gastos de campaña son muy modestos, cuando es lógico que tiene sus guardadotes como dicen en Puruándiro.
Pues comadre, desde aquí expresamos nuestro sentido pésame, pro no como hipócritas, sino como lo manda la santa religión, rezando porque Dios le reconozca sus virtudes y le perdone sus pecados a la mamá de la esposa de Chon, claro, si es que los cometió-
Como se ve comadre, Dios no nos está abandonando, pues ya hasta la Siderúrgica ha vuelto a sus actividades de producir el acero, porque los de ArcelorMittal, después de que expusieron la causa del cierre, de dejar a 13 mil obreros sin chamba, México se espantó cuando supo que las causas estaban siendo que era por las importaciones de Rusia, China y Turquía, con quienes no se puede competir por el costo de producción, ya que allá los obreros no andan entorpeciendo labores cada rato. Allá se trabaja como en el capitalismo, que se paga de acuerdo a lo que se trabaja, no al mitote o a las conquistas de los trabajadores.
Entonces comadre, aquí definitivamente son por tanta libertad que la Revolución Mexicana consiguió para sus hijos, pero el caso es que ni con revolución, ni con interés de equilibrar modos de vida, al rico le ha limitado su grandeza de tener y tener y no encuentran fórmula alguna de que el capital sea compartible, de que se obtenga, pero también se invierta en acción de trabajo. Cuando menos que por cada millón den un empleo.