Aunque hasta el Instituto Nacional Electoral reconoce que son gajes de la calentura electoral, los calificativos que ya calientan, como es el caso que a Agustín Trujillo, que dirige mi partido el PRI, le digan que es un perro callejero, faltando que de ese calificativo de Zambrano del Partido de la Revolución Democrática salga el completo para esos que ya venden carne de perro a los taqueros, para que destacen a Agustín que antes era flaco y ahora frito ya se cuece con su propia manteca.
Le agrega Jesús Zambrano de ser uno de los que ayudó al hermano de Godoy a que entrara a protestar como diputado federal que ganó legalmente por la costa michoacana; que está mal, pero, así es esta cosa de la lucha por poder que ya sube de tono.
Ahora bien, señalan nuestros informantes, que Trujillo debe contestar, ya que no solamente ha pasado por ser Secretario Adjunto en una de las presidencias del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, sino que ha sido diputados federal y delegado en muchas partes de la república mexicana, además de ser mediador de confianza en casos difíciles del partido que llegó a más de setenta años de servir al país desde la presidencia nacional.
Al actual líder michoacano del partido que se va a mantener en el poder y va a lograr que Chon Orihuela gane la gubernatura con un amplio margen de votos a sus contrincantes, le sobra verba y Zambrano no es de las palomas que cruzan el pantano y no se manchan y si por lo anterior ya mediante otros medios hablados y escritos rectifica de simple perro callejero que busca pleitos, piden que se tire la primer piedra quien no hable mal de los que se quieren vencer o encuentran muy superiores a sus condiciones de politiquillos que a base de esa clase de enfrentamientos, quieren distinciones de gritón o gritonas como las Portillo que a base de pelear, con eso de que son mujeres, nadie se atreve siquiera a darles un empujoncito, porque no han sido esas hermanitas diputadas federales por sapientes, sino por hirientes a base de gritos y entronas.