El día de antier dió su primer discurso el nuevo y bipolar presidente Donald Trump, ante el congreso de la unión en los Estados Unidos y déjeme decirle que lo escuche mucho más tranquilo con los pies en la tierra y tratando de justificar todas sus acciones. Algo que es cierto es que lo único que ha mantenido es que su único fin es mantener y recuperar la seguridad de su país.
Claro que le aplaudieron cada 5 minutos, pues debemos de recordar que la mayoría en los dos congresos, la cámara baja y la alta, la mayoría son republicanos y obviamente lo hicieron ver todo un héroe. Pero a veces cuando tocaba temas sensibles como el Obamacare, que es un seguro médico para el pueblo, los demócratas hacían movimientos de rechazo.
La verdad es que justificó con ejemplo todas sus decisiones y con ejemplo digo porque en la audiencia cada vez que tocaba un tema, había una persona que ejemplificaba la situación. Por eso cuando toco el tema del muro, explico que había unos padres de una persona fallecida en unos de inmigrantes delincuentes o cuando habló de la situación de crear las fronteras habló de un veterano fallecido en medio oriente y del cual su esposa estaba presente.
Pero ya suavizó su discurso, ya que habló de ayudar a migrantes legales para que tengan una mejor educación o seguridad, ya no habló de que todos los migrantes son malos, cuando habló del Tratado de Libre Comercio, explicó que necesita su país regresar tanto empleo que se fue a otros lados, no exigiendo mediante rabietas a las empresas que sólo inviertan en su territorio.
Cabe mencionar que no trae todos los números completos, no trae la sensibilidad de las importaciones que hace su país de nuestro territorio o ni tampoco que beneficios ofrecemos al fabricar nosotros los bienes mucho más baratos. Tampoco trae el tema de que empleos ocupamos nosotros y que los gringos no quieren, porque son mal pagados o requieren mucho esfuerzo, pero los migrantes si están dispuestos a desempeñarlos.
Es cierto que va suavizando su discurso y que ya se dió cuenta que no todo es tan fácil como en una empresa privada, donde la cabeza dice y el cuerpo manda, en la administración pública, se requiere de negociar todo, de argumentar y de probar y eso no es tan fácil de conseguir.