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*América llegó a 12 títulos y se convirtió en el quiso más ganador del futbol mexicano
*Tigres terminó con ocho jugadores tras el polémico trabajo de Paul Delgadillo
*Antonio Mohamed se despidió de América consiguiendo su segundo título
América simplemente fue el mejor. Con polémica arbitral, con los graves errores mentales de Tigres e incluso motivado por todo el lodo que se produjo al interior de la institución azulcrema, las Águilas golearon 3-0 a unos indefensos y por momentos inocentes Tigres, que en unos cuantos minutos dejaron ir un partido que fue escaso de calidad respetando el nivel que tuvo una muy cuestionable Liguilla.
Son 12 títulos los que puede ya presumir el América, un equipo que en los últimos años ha marcado el camino del éxito en el balompié azteca, pero que también deberá responder a los cuestionamientos de la despedida anticipada de un DT que entregó resultados de manera sobrada y que se meterá en la historia de la institución aunque los enemigos de casa no lo quieran así.
Tigres no pudo, realmente nunca se acercó. Una racha de 10 partidos sin ganar en Liguilla se rompió con un espejismo en la Ida al obtener una ventaja tan mínima como la fortaleza mental que tuvieron sus jugadores al ver tres expulsiones que también marcarán el, por momentos, cuestionable trabajo del árbitro Paul Delgadillo.
El primer aviso del partido llegó de quien al final sería el conciliador con la esperanza. Michael Arroyo con un disparo cruzado desde el lado izquierdo raspó el poste de Nahuel Guzmán y comenzó a ponerle nervio a un partido que uno intentaba meter en la intensidad y el otro deseaba ponerle todo el hielo.
La intensidad llegaba a rayar en lo frenético. Las revoluciones provocaron que Torres Nilo y Goltz vieran la amarilla más por faltas imprudentes, que por deseos de agredir, mientras que Sambueza se ganó la preventiva ante sus airados reclamos.
Tigres recibió un poco de ayuda inesperada cuando un láser apareció sobre la humanidad del arquero Guzmán, misma que provocó la decisión del árbitro Delgadillo de detener el encuentro algunos minutos hasta que la luz desapareciera.
Sin embargo, los cambios que había mandado Mohamed al inicio poco a poco comenzaban a darle la razón. Sambueza yendo del centro a la derecha y Arroyo por izquierda comenzaban a enseñar que el vuelo de las Águilas podría alcanzar grandes alturas y fue el ecuatoriano el que aprovechó el único claro error de la visita en el primer tiempo.
Torres intentó dar un pase cruzado a Arévalo por el centro de la cancha y el balón quedó largo para el uruguayo, por lo que Arroyo se lo quitó fácilmente punteando la pelota, luego hizo una bicicleta para arrollar a Dueñas y finalmente descargó toda la potencia que le quedaba a su pierna izquierda para romper el arco de Guzmán y al mismo tiempo las gargantas de más de 75 mil azulcremas.
Golazo de Arroyo que tuvo como inmejorable complemento el caluroso y entregado abrazo que se dio con Antonio Mohamed ante la algarabía de la afición que con un grito rompió una barrera defensiva que parecía de hierro y terminó siendo muy frágil.
El equipo de Ferretti intentó reaccionar, al menos más que lo que el gol de la igualada global provocó en el “Tuca”, pero apareció Moisés Muñoz en tres ocasiones para salvar su marco, una de ellas prácticamente en un mano a mano con Guerrón que logró ganar por su buena lectura de la jugada y en consecuencia su anticipación.
Y cuando parecía que América claudicaba en esfuerzo aparecía el jugador 12, ese que Mohamed también metió a la cancha apenas terminado el juego de Ida.
El “Vamos América” estalló en el Azteca a la par que Pablo Aguilar, el incondicional del “Turco”, se levantó en el área para conectar un cabezazo que techó a toda la defensa de Tigres incluyendo al arquero y de esa forma sellar el 2-0. Nada más interesaba al paraguayo que lanzarse a los brazos de su “guía” por lo que todo el festejo fue con el “Turco” en la banca azulcrema.
Todo parecía sentenciado y así lo demostraron los subsecuentes minutos. Tigres no supo ni siquiera qué pensar cuando debía buscar el arco rival, en la primera jugada América lo contragolpeó, Burbano derribó a Zúñiga cuando ya se iba mano a mano ante el arquero lo que le costó la roja al jugador que apenas tenía un par de minutos en la cancha.
Después la frustración hizo presa a Damián Álvarez con una polémica y poco argumentada expulsión que ocasionó una irá que el naturalizado intentó descargar en el propio arbitro, si no es por la intervención de sus compañeros al igual que Nahuel Guzmán que dejó con ocho jugadores a Tigres al patear a destiempo a Arroyo.
Todo estaba definido. Faltaban 15 minutos pero el juego tenía rato liquidado aunque Oribe Peralta no se quiso ir de la Liguilla sin gol y puso el 3-0 definitivo. El mejor de toda la fase regular y el mejor de una muy cuestionable Liguilla en todos los aspectos alcanzó la supremacía del futbol mexicano.