Todos los ciudadanos teniendo derechos y obligaciones, sabemos que elegir a nuestra autoridades es cumplir votando, sea por quien sea y no solamente con el fin de que no opere la amenaza de que el no hacerlo, luego la credencial no te sirve para tramitar, ni los que piden una identificación oficial, como es la credencial de elector, que al presentarla para pedir tus boletas y cruzarlas por los mejores que te cuadran sus ofertas, aún a sabiendas que lo que se ofrece en una campaña, jamás se cumple ya como gobierno, mismos reconocimientos que han hecho desde Clinton, hasta los que quieren el poder en los diferentes niveles, de presidente nacional, gobernador, diputado federal, diputado local y presidente municipal.
El voto duro no es destructible, quien tiene antecedencias de lo que eran los ideales, jamás aceptan riesgos, ya que hay partidos que aparte de que no saben gobernar, lo que les interesa es solamente manejar los ingresos del mismo pueblo que es el que al final se desilusiona de haberse equivocado, luego de que se dedican más a las acciones que les deja su tanto por ciento, ni siquiera lo saben disimular.
De la clase de votos: voto razonado, que es por el futuro, el duro que es por el partido, no por el candidato, el útil que tiene el carácter de la especificidad en qué y el vendido que por lo general no cumplen por puro capricho de que no gane el que por una lana, quiere tener algo de donde reponerse.
Los votos nulos, válidos u observados, aunque es un mito, se cargan a la ignorancia de que se cumple con la obligación cívica de votar, pero sin interesarle por quien, de tal manera que como está el estado, sin un recurso siquiera para pagar tan sólo intereses de la deuda, quien gane, no va al paraíso, sino a la demagogia de seguir engañando de paz y progreso; a lo mejor, peor. Por eso, el mejor de todas las cualidades de sufragios, es el razonado para que a todos nos vaya bien.
