El hecho de denunciar donde huela a gas, está dando oportunidad para que varias dependencias que les toca vigilar su buena aplicación, sus inspectores estén cayendo, pero no para corregir, sino para so pretexto de clausura, sigan recibiendo su semana, aunque quizá al triple, porque con lo sucedido en el hospital del niño en el Distrito Federal, hoy aquí hay que repartir más arriba.
Por doquier, a excepción de la Madero, calle principal de Morelia, se encuentra usted esas bombas de tiempo.
Ahora que si a lo señalado del peligro, agrega usted la falta de agua para asear o de garrafón para la elaboración de lo que se vende, es peor y aún así, el apogeo de esta clase de ganarse la vida, se expande.