MSV.- Si los católicos saben que después de la confesión, es la indulgencia la que completa la posibilidad de su salvación, entonces, qué mejor que después de haber obtenido el perdón de sus pecados, las indulgencias que se van ganando por el mejoramiento de la fe y el comportamiento que hagan ejemplo, el suspiro que es el tiempo de una vida, frente a la eternidad que es lo nunca, dejar o heredar a Dios lo que él nos dio, es la conducta que todo creyente aplica. Por eso, la riqueza de la Iglesia es tan inmensa , como el pensamiento mismo en poder tener otra vida después de la que estamos por dejar.
Lo mismo el IFE que es grande su interés porque los partidos políticos que concurren en hacer una buena democracia, que la fuerza se la otorgan los buenos consensos de los organismos que lo integran. Su autonomía es omnímoda, pero los particulares intereses no por una democracia pura, sino estrictamente por manejar el poder que es en la esencia de la corrupción, el dinero.
Dos cuerpos que componiendo se descomponen y que solamente al descomponerlos se componen, corren la suerte de ser la aguja del universo de un pajar, que quien la encontrara, ni la tocaría, porque el mismo de la suerte ya es parte de una corrupción perfecta.
De tal manera que su única corrección sería su desaparición para crear nuevos ciudadanos y un nuevo gobierno, que de todas formas, como los que se han dedicado a elaborar profecías, se basan en que la demografía, nadie la puede ya controlar, como para limitarla, de acuerdo a lo que la tierra aquí nos puede permitir hacer.
El Papa Benedicto XVI qué se ganaba con poner a trabajar sus denarios para combatir el hambre de la tierra, si sus banqueros le decían tener, pero no disponer y menos que ahí estaban cantidades de valores de la peor calaña: narco, crimen, secuestros, etc.
Asi el IFE, que las multas que imponía, los mismos infraccionados en consenso enterraban su aplicación ampliando para posibles mejores condiciones de los partidos esa ejecución y como esos organismos políticos en el fondo, son los que manejan al Instituto Federal Electoral, de qué sirve el Ejecutivo que es el compañero Presidente, que multe, ordene, convoque o corrija, si los que tienen que acatar, a las ejecuciones al darles largas, es para amafiarse con el olvido.
Ya estando en el Papado Benedicto XVI, se volvió a ratificar que la Iglesia haría política y otra vez se detiene porque teme como el dicho de que si los políticos administraran los desiertos, los mismos que desaparecerían y en el por qué tenemos tantos bancos billonarios.
