México.- Tantas fueron las burlas y las críticas que tuvo que soportar Miguel Layún por un sólo motivo, ser el autor material de la onceava estrella en la historia de las Águilas.
Tras los fallos de Alejandro Castro y Javier Orozco en la tanda de penales, Layún tuvo en sus pies la chance de meterse en la historia del América y no la desaprovechó, marcó el cuarto tanto de la serie e hizo explotar al Estadio Azteca que vivió una de las mejores finales en la historia del futbol mexicano.
Como sí se tratara de una película, novela, historia o el mejor guión no escrito en los últimos 15 años, Corona tuvo una mala salida en tiempo de compensación que decantó en un tiro de esquina en el que los millones de americanistas se fueron a rematar y también Moisés Muñoz.
El arquero de las Águilas, que hace casi un año salvó la vida de forma increíble en un accidente automovilístico, había realizado dos atajadas que mantuvieron la esperanza viva y después se fue a hacer el trabajo que sus delanteros no hicieron en 180 minutos.
Muñoz remató desde el segundo poste y Alejandro Castro -quien para el “Piojo” Herrera no debió jugar por suspensióndesvió la pelota para confundir a 100 mil mentes sobre si esto era una pesadilla para algunos y sueño para otros. Era la realidad.
El guión lo pensó, lo meditó y lo imaginó Guillermo Vázquez, pero nunca tan perfecto como resultó hasta el minuto 88 que los “fantasmas” volvieron a aparecer.
Un tiro de esquina que no tenía nada cayó en los pies del “Hobbit” Bermúdez, quien la recentró para la llegada de Aquivaldo, el defensa americanista remató picado y mandó la pelota al fondo de las redes para despertar a un Estadio Azteca que había comenzado a vaciarse.
El Tiempo Extra no bajó en intensidad. América parecía el equipo con superioridad numérica y no pudo resolver el partido porque Corona vive un extraordinario momento, al sacarle un disparo complicadísimo a Benítez y después ganarle en un mano a mano. Los porteros eran los héroes.
La noche comenzó con un “Chaco” Giménez, que resbalándose logró habilitar a Barrera quien se llevó a Molina y Mosquera lo que provocó que el contención lo derribara para evitar el mano a mano con Muñoz.
Delgadillo no la pensó dos veces y sacó la tarjeta roja que cayó como balde de agua fría para los miles de aficionados americanistas y para Miguel Herrera quien sólo se lamentó.
Con la estrategia ideal y mejorada por la superioridad numérica vino el segundo contragolpe. Teófilo Gutiérrez se llevó por velocidad a Mosquera y sacó un disparo que venció a Muñoz para hacer aún más inimaginable el escenario celeste. La Máquina se ponía 2-0 en el global y a falta de 70 minutos todo parecía sentenciado.
Vinieron los movimientos de ambos Técnicos. Memo Vázquez metió a “Chuletita” Orozco por Israel Castro para quitarle cualquier tentación de emparejar las cosas al árbitro y Herrera decidió sacar a Diego Reyes por Layún a los 25 minutos, en lo que fue su despedida del América, eso para hacer aún más triste la noche azulcrema hasta ese momento.
Y es que si bien el panorama era totalmente oscuro para las Águilas, primero Sambueza estuvo sólo frente a Corona e impávido se quedó sin rematar cuando no existía fuera de lugar, mientras que a Jiménez lo venció el pánico escénico y en un mano a mano con Corona simplemente le estrelló la pelota al arquero celeste.
Cruz Azul tuvo dos opciones claras para matar todo en el segundo tiempo, primero con un disparo de Pereira y después con Barrera, pero fue el “Chaco” Giménez quien estrelló la pelota en el poste ante la llegada de Teo Gutiérrez, quien no la pudo empujar y en el rebote la echó afuera, lo que comenzó a despertar a aquellos “fantasmas” que al final siguen haciendo de Cruz Azul el Subcampeonísimo.