¡Ayyy! Comadre, te ves bien bonita, qué, te dieron lo tuyo el sábado y
domingo…
Por doble comadre, con tu compadre en las noches y con mi Kique por
las mañanas y pura felicidad aunque sin dinero porque no hay trabajo y todo
sube. Si no fuera por tu comapdre, te juro que ni mi Kique no come.
De verdá que te tengo envidia, pero de la buena, porque mira nomás, estás
como la monja que querían que confesara porque tanta felicidad que se le veía
en su rostro, podría contagiar. Por eso un obispo fue a confesarla y después de
decir el prelado que ya la había confesado, la madre mayor le dijo que la veía
igual, como una pecadora descarada y entonces el obispo le insinuó del por
qué la madre le dijo que le habían pedido el favor para que confesara porque
andaba con el padre Enrique y como eso no le confesó, el obispo de plano le
pidió a la madre mayor que le dijera su interés.
La madre mayor le dijo así: es que queríamos saber lo del padre Enrique
porque le dicen el garañón como a los burros que a cada rato suben y para
que le quitara usted esa cara de felicidad que desde empezó a pecar, se le ve
un rostro lleno de felicidad.
Bueno, pero además del chisme, quiero que te enteres que el ex Presidente
Miguel de la Madrid ya va a tener razón, con eso de que no solamente al
Ejército ya se le comprueba que sus miembros están en el ambiente de la
corrupción sino que ahora hasta el otro cuerpo que completaba nuestro
honor por ellos, está en ese camino de la frase de De la Madrid, que todos
somos la corrupción.
No me vayas a decir que se trata de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación.
Pues sí comadre, quesque uno de sus ministros le pasaba o disimulaba que
vieran expedientes y uno de sus empleados avisaba al crimen organizado o
narcos que son los que filtran orejas en dependencias de justicia y por donde
quiera, con eso de que ellos sí tienen lana, que bueno…
Híjole, po’s eso si que está de la jodida, porque los dos cuerpos de nuestra
absoluta confianza y admiración siempre fueron el Ejército y la Suprema
Corte de Justicia.
