Entonces por eso no viniste ayer comadre, mira nomás cómo andas.
Y eso es que apenas son las primeras lluvias y que no están en serios, espérate cuando esté el invierno, seguramente que en lugar de gripa, me va a dar pulmonía.
Pues comadre, acuérdate que así empezó Luis Martínez Villicaña y mira en lo que vino a terminar, en la tumba.
No es cierto comadre, porque a él lo incineraron.
Bueno, po’s cuídate comadre, porque a nuestra edad con cualquier descuido, se enferma uno.
Sí es cierto comadre, las enfermedades entran por kilos y salen por adarmes…
Y qué son adarmes comadre, no me vayas a salir con uno de esos modismos que apenas empiezan por rumbos a pegar.
No comadre, adarme, un adarme es medida de peso de los metales valiosos como el oro o como si te dijera los nanos, que miden la distancia de un milésimo de centímetro y que para tu conocimiento son las carreras del futuro, como las bío y las electrónicas que conllevan la robótica.
¡Ahhh chingá!, tanto sabes que me apantallas.
Pues quisiera comadre o cuando menos hacer un curso de conservación de alimentos, para integrarme a la agrupación que las tiendas de servicio les regalan las frutas y verduras que ya no se le alcanzaron a vender y limpiarlas o ponerme a hacer conservas para vender cuando tengan buen precio.
