CoMadreando: Dos Casos de Horror a los que ya nos Debemos ir Acostumbrando

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Hola comadre, vengo a que me veas la cara de viernes que traigo, porque este fin de semana me tiene que ir mejor que las otras, ya que mi Kique no participó en el “ese”: 2 de octubre no se olvida.
A ver si no te lo pelan o le dan su madriza los lidercillos.
Pues parece que no, porque ya es viernes 4 y el lunes 7, que ya todo vuelve a su cauce comadre, ni quien se acuerde.
Ojalá comadre, porque no falta quien a la chita callando lo pida, como según Pablito Ruiz, el que fuera buen cantante desde niño, que de pronto hoy, dijo como Elí de Gortari, tío de los Salinas de Gortari, que él nunca fue joto, pero que sí les puso como efectivo a algunos intelectuales y eso lo declaró en uno de los últimos números de la revista que antes editaba La Jornada cuyos socios de este medio, como se rumoró entonces, porque el edificio donde estaba instalado ese periódico, era de “mi tigre” Enrique Ramírez Miguel y Cuauhtémoc Cárdenas, los mismos que en un tiempo quisieron adquirir el Diario de Morelia, cuyo intermediario lo fue el contador Enrique Ibarra, cuando era el decano de los maestros de la San Nicolás de Hidalgo, allá por los 83 del siglo pasado.
Bueno y Pablito Ruiz qué de esta bola…
Pos nada comadre, que hoy declaró que Luis Miguel es homosexual y de la forma que lo hace, pareciera que él así como estuvo arriba, también le gustaba estar boca abajo.
En la torre comadre, aunque claro, asi es esa carrera, que cansados de tantos placeres con las chicas y adultas, que tratan de encontrar otra clase de sensaciones, como el “pelícano” Infante Infante mecánico famoso de sinfonolas, que según él se volteó por andar preguntando por el Mercado Independencia, que qué se sentía y sucede que como le testerearon bien la gustadera, que ahí lo tienes ahora, del otro lado.
Ahhh que comadre. Yo nomás te quería plantear los dos horrores a que nos debemos acostumbrar, porque un padre de familia que pidió una sexoservidora para en la noche, al abrirle la puerta para que pasara la chava, sucede que era su hija y ahí mismo y en ese instante, le dio un infarto al miocardio y el otro horror, es que las cabinas que en Suiza se instalaron en las aceras de las calles, ya Alemania empezó a poner en marcha miles y en varias ciudades, desde luego vigiladas por una enfermera que se encarga de checar la ficha sanitaria de la mujer, si está en orden sanitariamente donde se les certifica su salud.

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