Descalabran al Monarca

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España Derrota

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La sacudida recibida por la campeona invita a reflexiones que tienen que ver con algo más que con el juego. Holanda no es mejor equipo que esta España, y el primero que lo sabe es Louis van Gaal, pero la realidad es que jugó con más energía, con más entusiasmo frente a una selección a la que se le hacía incomprensible que le arrancaran de golpe los galones, la aristocracia arrebatada en mitad de los olés en su contra. Es el fútbol, inclemente, pero justo. Es el presente, jamás el pasado.
A partir de ahora, a España le aguarda un acto de fe que tiene que ver poco con el de Sudáfrica, porque Holanda no es Suiza, y porque un puesto en los octavos está prácticamente decidido. Si es así y sale adelante, quizás le aguarde Brasil. España se ha colocado por sus errores a los pies del Everest.
Después de caer en Sudáfrica en el primer partido, Del Bosque llegó a la conclusión de que no habían hecho nada mal, nada. Simplemente, lo atribuyó a la teoría del caos que tanto tiene que ver con el fútbol, a un gol azaroso, a un mal día. De lo sucedido en Bahía no puede hacer el mismo análisis. Fue una catástrofe que incluso tuvo protagonistas invertidos a lo que han sido durante la temporada. La metáfora es Sergio Ramos, superado después de un curso de coloso por un error en la acción del empate que demostró a Holanda todo lo que era posible. Todo.
La forma en la que lo celebró, cuando Van Persie corrió a la banda, chocó su mano con la de Van Gaal y todos los futbolistas se fundieron en una piña, era un detalle amenazante. Había deseo de venganza por la final de 2010, pero había más cosas que España no supo encontrar. Del Bosque dijo que sus jugadores debían jugar con emoción. Ayer, estaba toda del lado de sus rivales, que golearon a la campeona de forma implacable tras superar un penalti en contra fruto de la picardía. El toque canalla de Diego Costa es lo único positivo, si es que lo hay, para España. ¿Pero qué es eso, en realidad, qué es una treta sin el toque de verdad, sin el juego que la ha distinguido?
Es fácil pensar en que el fútbol ha decidido que el ciclo de ese estilo ha pasado, al observar el crepúsculo del Barcelona, incluso el castigo sufrido por el Bayern de Pep Guardiola en Europa. Pero resulta frívolo si no se complementa. La España que tanto se ha elogiado por su poder ofensivo, encajó en todo el pasado Mundial tres goles menos goles que en el partido de Bahía, hecho que apunta a una debilidad estructural y defensiva, patente mucho antes de que Van Persie empatara, ya en un desmarque de Sneijder. Casillas, de más a menos, evitó la sangría por anticipado.
España fue débil en el empate, en el que Sergio Ramos midió mal el fuera de juego, débil en el segundo gol, aunque hay que conceder a Robben el mérito de su control en el área y su regate a Piqué, y hasta en el que acababa de inclinar la victoria, pese a la falta previa de Van Persie sobre Casillas. Quejarse de esa acción sería absurdo, porque en todo el segundo tiempo sólo hubo un equipo sobre el campo.
Del Bosque reaccionó al naufragio con cambios desesperados en busca del empate, Torres y Pedro, pero a costa de desguarnecer el centro del campo, ya sin Xabi Alonso y con un Busquets que no pasa por sus mejores días. Holanda fue a partir de entonces como un látigo en movimiento, espoleado por Robben, autor de dos tantos, como Van Persie. Este jugador al que siempre ha costado dominar el demonio que lleva dentro merece el premio a su excelente partido. Fue veloz, fue desequilibrante, fue goleador y fue líder. Una goleada en la primera fase no colma su error ante Casillas en Johannesburgo, pero al menos calma su desesperación. Es difícil que sin ella, sea el mismo.
Robben es uno de los pocos supervivientes en esta Holanda renovada. España, campeona de la Eurocopa, no había sentido esa necesidad. Del Bosque partió con un once muy jerárquico que debe formar parte de sus reflexiones. Era el mejor posible con los nombres, es evidente. La cuestión es si la forma dice lo mismo, aunque en el caso de Sergio Ramos era la ideal. Por ello, el análisis debe ser estructural y frío. Es cierto que, poco antes de que Van Persie empatara, a un minuto del descanso, Silva tuvo en sus botas aumentar una ventaja que habría cambiado el decorado, pero como decíamos anteriormente, nadie se desangra de esa forma únicamente por un corte. Lo que España sufrió fue una hemorragia.
Mientras cada equipo defendió el miedo a una derrota en un equipo complicado, el equilibrio táctico presidió un partido desequilibrado por un penalti inexistente, el segundo de este Mundial. Cuando ambas selecciones hubieron de desnudarse y salir a campo abierto, una se encontró en la vitalidad y la otra se preguntó por un tiempo que hoy, después de este resultado, parece lejano, en blanco y negro. Reecontrarlo va a depender de algo más que quienes fueron.