M. Sánchez Vargas. Cuando ya están saliendo los después de que venga el Papa, se asienta la aceptación de que la gente es católica, y la que no se atiene a ella para poder estar en la “güeva”, como se dice popularmente. Ayer por cierto una de mis clientas ya en años, me decía que tenía un guardadito y que eran como cinco mil pesos, que si me los podía entregar para que como periodista le consiguiera un lugar y pudiera ver de cerca cuando menos al Papa.
Cómo será la fe y más que ésta, la ilusión de poder conseguir paz en su eternidad, sin darle forma siquiera de cómo va a ser eso de no comer, no trabajar, no crecer y estar dedicado todo el tiempo a que la voluntad de Dios, Cristo Jesús y la Virgen María, se apliquen en la existencia de los que tengan alma.
Desde hoy ya los explotadores de servicios turísticos empezaron a trabajar intensamente por atender a quienes les demanden sus servicios, otros a ver qué roban, qué venden y algunos ya a lamentarse de tantas molestias que van a pasar para vivir estos días, porque ni las mismas autoridades encargadas del orden, se van a coordinar. Y es que es mucho para una ciudad tan pequeña.
Como le dijeron a López Obrador que por qué nunca tuvo un evento internacional en la Ciudad de México. Aunque echó demagogia, al último reconoció, que su preocupación fue siempre tener infraestructura para atender concentraciones que dieran servicio a más de 20 mil integrantes. Lo que quiere decir que de Morelia se acepta que por tratarse de un gran personaje que representa la voluntad de Cristo y Dios, los propietarios de inmuebles se prestan de agrado, atender y otros a alquilar improvisadamente hospedamientos a tantos miles que ya están llegando.
