* Cuauhtémoc Cárdenas hizo pedazos la reforma energética de Enrique Peña Nieto y le puso una piedrota al Pacto por México.
Cuauhtémoc Cárdenas hizo pedazos la reforma energética de Enrique Peña Nieto y le puso una piedrota al Pacto por México. El emblemático ingeniero —79 años, pero muy entero— estimó que “dígase lo que se diga” es una propuesta “privatizadora” y “antipatriótica”, plagada de “cuentas alegres” que, según él, no tienen sustento.
No convocó a salir a la calle para echar abajo la reforma del gobierno, como algunos visiblemente esperaban. Sobra decir que no comparte la estrategia de Andrés Manuel López Obrador. Su propuesta va más allá del “no a todo” del tabasqueño. Es más inteligente y menos riesgosa para el país.
El ingeniero, quien no ocultó su molestia por el uso que se ha dado a la figura de su padre en la promoción de la iniciativa del Ejecutivo, propone una consulta popular, simultánea a las elecciones de 2015, sobre las reformas a los artículos 27 y 28 de la Constitución.
Pero el gobierno federal, que quiere estas reformas, ya dijo a través de Miguel Osorio que una consulta de esa naturaleza no tiene sustento legal.
El ingeniero hizo su propuesta bajo el supuesto de que ya para entonces, dentro de 22 meses, el artículo 35 de la Constitución tendrá su ley reglamentaria y que ese ejercicio de participación ciudadana será vinculatorio.
¿O el partido en el gobierno votará en contra de legalizar el referéndum, el plebiscito y la consulta popular?
Hay que dar por hecho que Cárdenas deja su tarea de encargado de Asuntos Internacionales de la Ciudad de México. “Me lanzo de lleno a preparar esta campaña”, dijo, al presentar la iniciativa de reforma energética del PRD.
Junto a la tumba de su padre, en el Monumento a la Revolución, anunció que de aquí al primer domingo de julio de 2015 va a dedicarse por completo a recabar el millón 630 mil firmas que se requieren para realizar la consulta.
La propuesta pone al gobierno federal en un auténtico brete. Un ejercicio de esa naturaleza daría al traste con los planes de jalar inversión privada que espera atraer con la reforma energética.
El emblemático ingeniero, por lo demás, logró el respaldo de todo el espectro del PRD. Allí estaban chuchos, bejaranos, marcelos, los de ADN y demás tribus amarillas.
Otro que deja el gobierno de Mancera es Carlos Navarrete. Nos adelanta que va a renunciar a la Secretaría del Trabajo para dedicarse de lleno a ayudar al ingeniero. “Tenemos propuesta, causa y liderazgo. A sus casi 80 años se lanza a esta tarea. Ha sido un gran día para México”, celebró el hombre.
Marcelo Ebrard no va a ir al acto que Andrés Manuel convocó para el 8 de septiembre en la plaza de la Constitución, contra la reforma de Peña. “Cárdenas propone una consulta. ¿Para qué ir al Zócalo?”, repuso el ex jefe de Gobierno cuando le preguntamos si acompañaría al tabasqueño.
Un sutil deslinde del hombre que se le atravesó en su camino hacia la candidatura presidencial de la izquierda en 2012.
El ex jefe de Gobierno del DF no tuvo empacho en manifestar que la propuesta de Cuauhtémoc es un triunfo de la línea plebiscitaria sobre el de la consulta interna que propone la dirección nacional del PRD.
Junto a Marcelo se encontraba la diputada Malú Mícher, quien jura que en una reunión del PRD planteó la realización de una consulta en 2015, como la que propuso el ingeniero, “pero Jesús Zambrano me dijo que era una barbaridad”.
El presidente nacional del PRD aplaudió ayer la iniciativa de Cuauhtémoc y levantó su mano con la V de la victoria al final del acto.
“Si el PAN se mantiene en la lógica de la confrontación, acabaremos en la disputa por la franquicia y habrá dos partidos”, advierte Jordy Herrera, ex secretario de Energía, muy cercano a Felipe Calderón. La única salida que le ve al conflicto en su partido es que maderistas y corderistas acepten una “tercera vía” negociada, “como lo propone Héctor Larios”.
Los calderonistas se ven en desventaja con el método de elección directa del jefe nacional. Saben que no cuentan con una figura carismática que aglutine a los grupos en pugna y que asegure los votos de la militancia.
Margarita Zavala le confirmó ayer a López-Dóriga lo que adelantamos en este espacio el pasado 26 de junio: no va por la presidencia del PAN. Su meta es llegar al Congreso en 2015. Ernesto Cordero, otro calderonista con aspiraciones, tiene que medir con lupa sus posibilidades. No resistiría un segundo fracaso. Josefina no tiene dinero ni estructura. La lleva difícil.
Algunos ya dan por hecho la reelección de Madero, lo que podría llevar a un cisma en Acción Nacional.
A la comida de cumpleaños de Felipe Calderón no asistieron ni Germán Martínez ni César Nava, ambos ex jefes nacionales del PAN. Los dos fueron incondicionales suyos. Los impuso por dedazo. Sus detractores internos los llamaban, incluso, “gerentes” y no jefes nacionales.
Un ex presidente de ese partido que sí asistió a la “taquiza” que ofreció Calderón es Luis Felipe Bravo Mena.
Nos cuentan, por lo demás, que Felipe la pasó “súper” en su fiesta. Buena convocatoria. Además del Jefe Diego y del gobernador Guillermo Padrés, cuyas imágenes se filtraron en las redes sociales, estuvieron empresarios como Ramiro Garza Cantú, Claudio X. González, Bernardo Quintana —los tres en la mesa de Felipe—, pero también Alejandro Ramírez, el de los cines, quien no alcanzó lugar junto al ex Presidente porque llegó más tarde.
Asistió “un buen” de lo que fue su gabinete. Pero también las senadoras Mariana Gómez del Campo y Gabriela Cuevas, el secretario de Desarrollo Económico del GDF, Salomón Chertorivski, quien fue titular de Salud en el gobierno de Calderón, y su ex colaboradora Sofía Frech, hoy coordinadora de asesores de Emilio Chuayffet./tomado de YAHOO.