MSV.- Michoacán no deja de ser una entidad temerosa, porque entra a vértices que aunque sus aristas pudieran cambiarse, la costumbre que tiene para la solución de problemas, es de atenuarlos, no de resolverlos. El lugar en que estamos en educación base, incluyendo ahora ya la preparatoria, es vergonzante más cuando los mismos empleados de la educación de estado, toman al gobierno como su rehén, cuando aceptan regresar a sus actividades, solamente por fabulosas cantidades de dinero, aparte de lo que se signa en los contratos colectivos de trabajo.
Llevando ya decenas de años en los últimos lugares y una en el trigésimo segundo lugar, nos obliga a aceptar, que de no cambiar obreros, terminaremos por admitir que estamos como los dichos que aunque neguemos, es la vil realidad, como eso de que un pueblo político, no es progresista; ahí está el caso de Jiquilpan con Sahuayo y que centros muy católicos, resultan ser ciudadanos de mayor ignorancia.
Aunque nos duela, pero tener un buen lugar de educación en el país, es imposible, porque este deficiente se fue familiarizando hacia nosotros, que ya lo sentimos como parte de nuestra normalidad
…Y cuidado, porque lo mismo nos está pasando en nuestra salud, cuando ya los cien casos de niños con cáncer que aparecen aquí anualmente, luego va a ser común, como es normal que en el oriente de la entidad, los miles que toman aguas azufrosas, van entrando al círculo de enfermos renales. De esto que ya hemos publicado advertencias, los institutos de salud que son los que han dado a conocer numeraciones de afectados, tienen información de los que han aumentado, pero nada de que se esté atendiendo cuando menos el cambio del consumo de ese líquido, aunque fuera mediante la amenaza estratégica que se logró con el cólera, que ahora hasta el más pobre ya no toma agua de la llave, sino de los garrafones, que no son mas que aguas cloradas y sulfatadas solamente.
Aunque se está viendo que Salubridad se está haciendo guaje, en permitir que se engarrafoneen hasta aguas de pozos profundos y se vendan como purificadas, claro, a un precio mucho menos que las que tienen reconocimiento de calidad, mismas que también a veces se les encuentran moscas o que huelen mucho a cloro, pero en fin, como se sabe que esa dependencia de Salud no tiene la cantidad suficiente de inspectores y los que ahí laboran, son de nuestra cultura corroída, que como por fortuna, como no ha habido ninguna denuncia de enfermedad por el agua que toman, que poco a poco –así se ve en el mercado de la venta de agua en garrafón-, que los negocios chicos de esta clase, le están echando montón a las que mucho se afirma, son parte de los negocios que tiene la Iglesia.