Amigos, vecinos, alumnos y compañeros de trabajo, principalmente, describen como personas sencillas, disciplinadas, sensibles, pacientes e incluso algo perfeccionistas a Evaristo Galarza Castillo y a Azucena Galván.
Todos cuentan cantidad de anécdotas: cómo los conocieron, qué consejos les dieron e incluso cuál es su comida favorita, pero todos coinciden que son personas sobresalientes y únicas por su lucha para vivir y, sobre todo, por compartir sus conocimientos con niños y jóvenes.
Por ello el maestro violinista Evaristo Galarza Castillo y la bailadora de tabla de gustos y sones de Tierra Caliente, Azucena Galván, compartieron sus experiencias y conversaron sobre sus orígenes.
Estos dos personajes tienen cosas en común, pero principalmente que desde niños han dedicado su vida a aprender, difundir, preservar e impulsar los saberes y técnicas ancestrales de la música y la danza originaria de Huetamo, Michoacán.
De acuerdo con Tania Jaimes Montufar, directora de Comunicación Social del Ayuntamiento de Huetamo, dar a conocer el trabajo de estos “grandes maestros” tiene el objetivo de acercar a la gente a su obra para que ésta no desaparezca.
“Una de las prioridades de esta administración es impulsar la cultura y nuestras tradiciones, sobre todo la música y el baile.
Estos virtuosos que tenemos de la danza y el violín pretendemos acercarlos a nuestra gente, porque reconocemos que a veces hay cierto olvido y entonces queremos que los reconozcan para no perder esta gran herencia de Huetamo”.
Evaristo Galarza Castillo conversó con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y afirmó que lleva más de 80 años tocando el violín y aprendió “de generación en generación” gracias a su abuelo Silvestre Galarza, quien era un músico destacado en Guerrero.
“Empecé a tocar a los seis años y recuerdo que desde que era joven me gustaba la música.
Sin embargo para vivir he sido campesino, músico, de todo. A mí me gustó la música, porque también mi padre era músico y tenía un violín que tocaba en todas partes”.
Como todo buen violinista, sabe tocar “de todo, aunque sea de una”, por lo que su repertorio incluye sones, gustos, pasodobles, marchas y hasta minuete.
“Pero a mí me gusta interpretar la música regional, este género lo gozo desde joven; recuerdo que cada ocho días me daban en casa 50 centavos, los cuales ocupaba para escuchar música, ya que en mi pueblo había cuatro rocolas y yo le echaba un cinco para oír canciones de adoloridos y así fue como aprendí a tocar de todo”.
Evaristo Galarza enfatizó que no fue sencillo iniciar su carrera, carrera que hasta hoy lo ha llevado a ser candidato a obtener el Premio Estatal de las Artes Eréndira que está dirigido a reconocer y estimular a los creadores artísticos que han contribuido al engrandecimiento del arte en Michoacán.
“Sufrí mucho cuando tocaba, sobre todo cuando iba a los ranchos, porque llegaban las personas con caballo y empezaban a tirar balazos, eso fue lo difícil. Lo bonito es que fue una época en donde no había reloj y la señal para tocar o despedirse de un evento era leer y ver las estrellas, mirar el cielo”.
El maestro violinista actualmente imparte clases en la Casa de la Cultura de Huetamo.
Cuenta con 19 alumnos, de los cuales cuatro ya tocan el violín de forma excelente, entre ellos su bisnieto.
También construye tamboritas, aunque –añade- lo apoya su hijo al momento de cortar, “porque podría cortarme el dedo y eso a mi edad ya es peligroso”.