M. Sánchez Vargas. Como trata el Papa Francisco los celos y la envidia, raro es el hombre o la mujer que no las padecen, aunque fenomenológicamente hay casos que cuando se unen casi las familias para contribuir a una mejor felicidad de los contrayentes, el pudor de la mujer se purifica y el hombre, cuyos fracasos le ayudan para obtener una mayor experiencia que le haga comprender que las diferencias en edades, en recursos económicos, preparación o belleza, es la causa más prolífera para tener esa clase de enfermedades, que son los celos y la envidia, ya que todo ser humano, quiere tener más para ser y estar mejor.
Por eso el sabio dicho de que el hombre que no se casa tan chico, se acoge a la realidad en que puede obtener la paz y algo de felicidad, casándose con una mujer de su igual, que ni por lo que tenga, lo que posea y las cualidades de bien formada, motiven a las causas de tener problemas. Así, el respeto a la esposa y el relajo para la querida o la que vende sus caricias llega a un concepto general.
De esa manera es como puede perdurar la unión entre el hombre y la mujer, porque hace un año más o menos, apareció un estudio internacional, de que la mujer más puta, está en México, con la salvedad que en este país, es donde se tiene la mayor inteligencia para que la mujer ágilmente, conserve su casamiento.
De que por diferentes causas, una de ellas es la pobreza, la mujer sabe que su cuerpo vendiendo servicios, le completa de esa forma, el costo de su vida. Eso se ve ya como el relato bíblico de Sodoma que es la degeneración y Gomorra que son los sitios que adquieren la fama, por sus mujeres que saben vender bien las satisfacciones fisiológica del hombre y lo que es peor, que hoy entra a esa clase de mercado el mismo hombre encuentra otros placeres.
