Después de varios años de ver y manejar noticias, boletines y comunicados, nos preguntamos porque la hacen tanto de emoción cuando van a arrancar una obra en la ciudad. No cabe duda que el ego de los Presidentes es enorme, se sienten dioses y pero aún más cuando eres el Gobernador, parece que ellos son los que cargan el material en sus hombros para construir cualquier obra.
Normalmente uno como ciudadano no se da cuenta del trabajo que hacen los burócratas, ya sea en el Estado o en el municipio, por eso los políticos necesitan de alguna forma informar lo que están haciendo bien, que están trabajando y que están administrando de manera eficiente el presupuesto público y ellos creen que al hacer un evento las personas se lo agradecerán, creerán que están trabajando.
El hecho es que en está época de crisis, se gasta mucho en una inauguración, que las mantas, que las sillas, que el sonido, que la avanzada, que la gasolina, que el tiempo, que las camisetas, que el transporte para los acarreados (porque déjeme decirle si no los acarrean no irían), que el transporte, que el desayuno de las escuelas invitadas, si le sigo, no termino.
Cada evento de está naturaleza ronda los 150 mil pesos y normalmente hacen una inauguración o un evento para anunciar un programa o una obra, en promedio de 2 veces por semana, es decir, en otras palabras, son 300 mil pesos semanales, casi 13 millones de pesos por año en puras pendejadas. Son 13 millones que se pueden destinar a mejorar la misma administración pública, que pueden ser desayunos para niños, apoyos para los pobres, la construcción de una clínica cada año, lentes o dispositivos auditivos para los necesitados.
Por eso cuando termina el periodo de su ejercicio, nadie los quiere, son pocos los presidentes o gobernadores que el pueblo felicita o aplaude después de haber terminado. Es impresionante cuando están en la silla, ni te saludan, pero cuando acaban se acercan a saludarte, a sentirse queridos, cuando ya acabo su poder, son unos don nadie, pobres políticos su vida administrativa es muy corta.
En otros países, las obras y los programas arrancan sin tanto borlote, sólo se anuncia la obra, se aclaran los beneficios, se especifican los problemas correspondientes a dicha construcción y se aclara el tiempo de construcción, y sin más ni menos, nadie va al arranque, nadie hace eventos, eso es ser un buen administrador.
Pero bueno, para que se hace el evento, para presumir, ¿Presumir que?, ¿que son los representantes del pueblo y que no se chingan la lana?, todos sabemos que detrás de cada obra hay un moche, moche para los permisos, moche para autorizar la obra, moche para el concurso, moche para la secretaria que va a asignar la obra, porque déjeme aclararle, nunca se gana una obra por ser el mejor precio o la mejor propuesta, siempre está arreglado, siempre hay una empresa constructora designada a dedazo, si no pregúntele a Alfonso Martínez que todas las obras han sido para sus amigos, para las constructoras que lo ayudaron a llegar a la silla del poder y la lana que se está embolsando.