La Habana Vieja es la zona más antigua de la capital cubana. En su conjunto posee un trazado urbanístico semejante a una gran lente biconvexa de unos 5 km² de superficie, donde todavía quedan restos de las murallas que durante dos siglos la protegieron con un cerco de piedras y la configuraron como un recinto militar defensivo. El derribo de la muralla se inició en 1863. Debido a la naturaleza cosmopolita de sus habitantes a través de la historia, La Habana Vieja es el reflejo de una mezcla de estilos arquitectónicos y el testimonio de diferentes épocas: corona española, británicos, franceses y estadounidenses. Cuando estuvo en manos del gobierno interventor de Estados Unidos, las viejas construcciones coloniales fueron demolidas para levantar otras imponentes con fachadas neoclásicas. Durante la década de los 90 del siglo XX comienza el rescate del ambiente histórico de la Habana Vieja, impulsado por la oficina del historiador de la ciudad, que había dejado los edificios y monumentos sin mantenimiento por más de cuarenta años. Desde entonces se lleva a cabo un trabajo de investigación y restauración, el cual se lleva a cabo por los habitantes de la Habana Vieja. En esta actividad ha tenido un peso considerable la labor de dirección y planificación de la Oficina del Historiador de la Ciudad. En 1982, la Habana Vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.