Pero, ¿Hay Otra Forma de Salvar al País? sí, con la Participación de la Nuestra Iglesia

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MSV.- Con esto de que no tenemos un Presidente elegido por todos, que nuestras democracias a veces ya muy particulares, no se pueden entender, si no es por el temor a la muerte.
Si se acepta que hoy las economías solamente las activan los que no heredan en vida, y que por la ampliación en algunos Bancos y centros financieros deciden que septuagenarios, octagenarios y nonagenarios, vuelvan a ser sujetos de créditos porque de las crisis económicas, son los únicos que cumplen con lo que firman y no las generaciones que carecen de sólidos patrimonios inenarrochables, porque los adultos nunca dejan a sus familias, ni les cargan responsabilidades que ellas no adquirieron. En cambio los hijos y más los lazos familiares políticos, que acosan a que esposas o esposos, obliguen insistentemente a que las herencias se hagan en vida, para que se puedan multiplicar porque sus energías son vastas y firmes, no pensantes como la de los adultos.
Ultimamente cuando se ha comprobado que por mucha preparación que se tenga, jóvenes y cuarenteños, arriesgan; en cambio los de la tercera edad sus tratos son aunque como los apostadores con maña, que aunque abusen solamente lo hacen cuando hay seguridad en ganar, haciendo récord del dicho, que si sabes que no vas a perder, eres un abusivo, sino, tu riesgo es característica de un ambicioso que es calificado como penco, por no decirle peor que ilusionados, todos unos tontos.
Hay conductas cuyos ahorros, suertes o herencias, son para adquirir acciones que contengan un seguro que se paga para no perder, sino ganar o que cuando menos se le devuelva la cantidad original con la compraron acciones a compañías que de por vida, ganan. Y si fracasan –también por el seguro que ellas adquieren-, a sus socios les pagan el importe de las acciones que les compraron. De tal manera que los que tienen esa cultura de no individualizar recursos, saben controlar sus gastos, que están como los que recomiendan, júntate con ricos y experimentados, que algo ganarás o cuando menos aprenderás; no te asocies con pobres e ignorantes que todo a los mejor te lo quitarán, como cuando le prestas a un familiar que si le cobras, hasta se enojan.
En fin, que nuestra salvación de país, solamente está con la participación de nuestra Iglesia. En primer lugar que acepte el control demográfico, porque el exceso de población y sin preparación, es ruina y más cuando si acudimos a las estadísticas, que los hijos matan a sus padres por las herencias; en cambio padres que maten a los hijos por flojos o desquiciados sociales, ninguno.
Es por eso que la responsabilidad de ampliarles el plazo hasta nonagenarios para que sean sujetos de créditos y libres de hipotecar, vender o comprar, ha resultado que es la gran verdad, porque a esa edad, ni se gasta irresponsablemente, ni se derrocha y hasta la Iglesia recibe sino su diezmo completo y no porque ahora es deducible de impuestos, sí, una parte y a nadie embarga como el gobierno, a quien injustamente le quita gane o no gane, aunque es el contribuyente quien paga no solamente a empleados u obreros, sino que compra la materia, la transforma y la vende, creyendo que en ninguna parte de los procesos, pierda y si eso sucede, te todos modos, los impuestos nadie se los perdona y tienen que pagar a como dé lugar, claro, los que no tienen los grandes contadores que saben escamotear, deducir o desviar mucho hacia sus fundaciones que es donde no se tienen impuestos.

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