Se los paso como va, esta es la clase de choferes del transporte “público” de Morelia que año con año exigen el incremento de la tarifa de un servicio que prestan de forma deplorable, siendo uno de los aspectos más graves el que todos los días expongan a los pasajeros al exceso de velocidad. Velocidad que imprimen a sus unidades para ganar a su compañero de ruta el pasaje, con la finalidad o bien de cumplir con la renta diaria que sus patrones.
-Unos cuantos concesionarios- les exigen que cubran o por su elemental hombría, estas imágenes muestran la máxima expresión de lo que la competencia y la lucha por la sobrevivencia producen y, amén del lamentable espectáculo que los dos escenificaron en pleno corazón del Centro Histórico de Morelia, en el Jardín de las Rosas y la calle Santiago Tapia, frente al Conservatorio de las Rosas, había señoras con niños y familias al interior de esos camiones.
Y es de preguntarse si a tales elementos es oportuno brindarles no solo licencia de circulación sino la alta responsabilidad de ofrecer un servicio público y garantizar la seguridad a quienes se los brindan, por supuesto no había policías a la redonda y fue el ingenio de una señora y pasajera que gritó “¡ahí viene la patrulla!” (sin que hubiera tal proximidad), la que hizo que los hombres enfrascados en su batalla saltara como resorte para meterse cada cual a su camión y seguir su pleito cerrándose el paso o lanzando el vehículo al otro.