Los sordos en México y en Michoacán luchan para que su derecho a la educación bilingüe sea reconocido, así como por la existencia de programas y condiciones especiales en el ámbito laboral, social y de justicia para los más de 18 mil personas sordomudas que hay en la entidad. Ante este escenario, el Senador de la República, Raúl Morón Orozco, integrará un proyecto para que desde el Senado de la República sea debatido y analizado si se impulsa una iniciativa de Ley de Reconocimiento de la Lengua de Señas y de defensa de los derechos humanos, cívicos y sociales
El legislador Michoacano se reunió este fin de semana con los integrantes de la Asociación Michoacana para Sordos I.A.P y de la Asociación de Intérpretes en Lenguaje de Señas, para recoger su solicitud de gestión a fin de poder equipar y amueblar las instalaciones de la Asociación, así como solicitarle que desde el Senado impulse iniciativas de ley que reconozca y preserve sus derechos como ciudadanos mexicanos.
Morón Orozco destacó que le ha hagan llegar todos los proyectos y propuestas que la asociación cuenta tanto para poner a funcionar la sede de la Asociación, así como para impulsar iniciativas de Ley que defiendan y preserven sus derechos.
Añadió que una vez que reciba el proyecto integral, él se avocará a la gestión de apoyos y esquemas de trabajo para poner en marcha talleres a los integrantes de la asociación, además de impulsar un foro para concretar una iniciativa de Ley paras preservar sus derechos sociales y humanos.
Los integrantes de la Asociación le señalaron a Raúl Morón que en México se libra una batalla desde hace años por la educación y el respeto a la identidad del sordo, que ha pasado prácticamente inadvertida, por lo cual solicitaron al representante popular un proyecto superador que no sólo reconoce la lengua de señas como un derecho sino también como un patrimonio de la comunidad sorda.
Saúl Pérez Cortés, presidente de la Asociación de Sordos de Michoacán, quien estuvo apoyado por Liz Vega Mora en la interpretación del lenguaje de señas, le informó al Senador michoacano que el sector de la población al que pertenece vive en una discriminación permanente, donde acceder a la salud, a la justicia, a la educación y al trabajo resulta sumamente difícil.
Destacó también que de acuerdo a la última información sobre la cantidad de población que padece sordera, se sabe que en Michoacán viven alrededor de 18 mil personas que padecen algún nivel de sordera, pero que debido a la falta de condiciones especiales y de falta de programas de atención, estos michoacanos tienen que vencer un sinfín de obstáculos para poder salir adelante.
El mayor parte de los municipios, los sordos –refirió Pérez Cortés a través de la interprete- enfrentamos dificultades, debido a que en la mayor parte de las dependencias de todos los órdenes de gobierno no hay intérpretes del lenguaje de señas, por ello no podemos hacer trámites, pero no solo estamos limitados en eso, sino en las escuelas y los hospitales, entre otros muchos espacios.
Asimismo, en el ámbito laboral y de justicia, existe un alto nivel de discriminación, debido a que una persona sorda recibe un salario más bajo, además de que en las leyes laborales no existen prerrogativas o derechos para solicitar permisos para ausentarse del espacio de trabajo, entre otras carencias.
En lo referente al tema de justicia, la situación es más grave, señaló el presidente de la Asociación de Sordos de Michoacán, debido a que una persona es sorda puede estar recluida muchos días hasta que cuente con un intérprete de lenguaje de señas, agravando más su situación jurídica.
En lo que se refiere a la educación, destacaron los integrantes de la Asociación, destacaron que la educación básica es un cuello de botella para los sordos, debido a que se carece de un plan educativo especial y en muchas ocasiones la Secretaría de Educación Pública los ha forzado a aprender con el modelo tradicional, lo que limita su desarrollo educativo.
Cabe destacar que investigaciones del Doctor Boris Friedman, reconocido lingüista, defensor de los derechos de los sordos y profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), subrayan que «las señas y la convivencia con los demás sordos siempre acompañan a su maduración intelectual y emotiva, mientras que su ausencia se correlaciona con un menor logro educativo y una mayor segregación».
Para alcanzar un pleno reconocimiento, la comunidad de sordo mudos del estado solicitaron al Senador Raúl Morón cambios en la ley mexicana, debido a que los niños sordos mexicanos aún no pueden acceder a la educación bilingüe conforme a lo que dicta la ley pues, según respuesta de la Secretaría de Educación Pública (SEP), sería segregacionista la existencia de escuelas con Lenguaje de Señas Mexicano y español.
Saúl Pérez manifestó que a eso se suma que hay pocas instituciones preocupadas en el tema y en la educación especial que se requiere, ya que actualmente se cuenta únicamente con la Escuela para Sordos, la Asociación de Intérpretes en Lenguaje de Señas que junto con la comunidad de sordos ha hecho esta labor.
«Hay entonces pocos o nulos esfuerzos. Lo que hace falta es que en estos espacios a donde nosotros accedemos como parte de la sociedad, que haya intérprete del lenguaje de señas, esa sería una solución; incluso pensamos en que pudiera haber una materia o cursos en las escuelas para que este lenguaje se vuelva más universal y podamos interactuar con toda la sociedad», destacó la interprete.
Cabe destacar que el promedio mundial de nacimientos de niños sordos es de 0.02 por ciento por cada mil nacimientos y, aunque no hay estadísticas precisas sobre el tema en México, según un cálculo por tendencias aplicado por el especialista Boris Friedman, hay entre 250 y 500 mil personas que carecen de audición.
La sordera profunda es cuando se tiene una pérdida auditiva de 90 decibeles, en un examen denominado audiometría. La pérdida total o cofosis es la imposibilidad total de escuchar y alcanza un umbral de 120 decibeles. Por lo tanto, requieren procesos de aprendizaje a través de lenguaje de señas y los auxiliares auditivos que les obligan a usar en las escuelas sólo sirven para escuchar ruidos fuertes. «No hay ningún tratamiento que quite la sordera», dice Friedman.
«Tienen una identidad biológica distinta que incluye la circunstancia de carecer del oído». La pérdida auditiva puede ser de nacimiento, hereditaria u originada por una enfermedad en la madre como rubeola; o por infecciones en los niños como meningitis, fiebre escarlatina, neumonía y otros, o ya en la edad adulta por algún tipo de medicamento o enfermedad.