Reflexiones: Salario y miseria infantil 3 y último

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BGC.-Los crecientes precios en alimentos, la progresiva importación de productos de consumo básico y permanente pérdida del poder adquisitivo de los salarios es un fenómeno que pretende atacarse con una cruzada nacional, sin atender las causas que mantienen hambrientos a más de 28 millones de mexicanos, con todo y niños.

La propia Comisión Nacional de los Salarios Mínimos reconoce que un peso de hoy tiene un poder adquisitivo real de 15 centavos.

Con el campo productivo en el abandono y sus habitantes en la miseria, en las última dos décadas México importó alimentos por cerca de 200 mil millones de dólares.

México importa 75 por ciento del arroz que consume, 30 por ciento del maíz y 42 por ciento del trigo, por citar algunos casos.

Como se ven las cosas, en tres lustros más la importación de alimentos ya no representará la mitad de lo requerido, sino 80 por ciento, y así no habrá en México presupuesto ni bolsillo que aguante ese ritmo.

Por supuesto, si no se modifica la política económica, se hace productivo al campo, se genera empleo formal y se aumenta el ingreso real de los mexicanos, la productiva fábrica de pobres seguirá a todo lo que da.

Las estadísticas son muy desalentadoras. De la población infantil en situación de pobreza multidimensional (más de 18 millones de niños menores de 14 años, o 56.3 por ciento del total) y aquellos vulnerables por carencias sociales con un ingreso superior a la línea de pobreza (19.7 por ciento), tres de cada cuatro niños de cero a 14 años (76 por ciento) de estos dos grupos tienen al menos una carencia social, de los cuales 83.5 por ciento no tiene acceso a la seguridad social; 38.7 por ciento no puede acceder a la alimentación; 38.5 por ciento no cuenta con servicios de salud; 27.4 por ciento tiene carencia en la calidad y en los espacios de la vivienda; 26.5por ciento no tienen acceso a los servicios básicos en la vivienda y 10.6 por ciento tienen rezago educativo.

Todas las instituciones gubernamentales coinciden en el diagnóstico pero ninguna ofrece ni, mucho menos garantiza el tratamiento.

Al analiis de cifras sobre la miseria se agrega hasta el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el cual revela que las condiciones de pobreza afectan a por lo menos 8.5 millones de estudiantes de prescolar, primaria y secundaria, que viven en comunidades de muy alta y alta marginación en el país.

En feo contraste, el 10 por ciento de la población mexicana que se encuentra en la punta de la pirámide del ingreso, y que representa un universo de 11.6 millones de personas, es responsable de realizar un gasto en bienes y servicios por un monto que equivale a una cuarta parte del valor total de la economía nacional.

De ese grupo privilegiado sobresalen 3.5 millones de mexicanos, que representan 3 por ciento de la población del país, que realiza cada año un gasto en consumo de bienes y servicios por un monto de 1.5 billones de pesos, cantidad que equivale a 12.5 por ciento del valor de la economía del país.

Son los que se salvan aquí, en la tierra; porque allá, al cielo, no llegarán. De lo anterior se desprende que 95 millones de notros, los mexicanos pobres y nuestros hijos ganaremos el cielo, como el Lázaro de la Biblia.

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