Para que los candidatos al poder se pudieran ganar la voluntad popular, sin tener que acarrear, comprar servicios y actas de escrutinio, bastaba con las investigaciones que inteligentemente se hacen, para saber en qué estado se encuentran las gestiones, qué se planeó y no se terminó, cuanto tiempo falta para terminar tal obra y desde luego incluir a votación, el tesorero, tal y como hace nacer la frase más importante de las finanzas de gobierno, que cuando el pueblo paga a tiempo sus impuestos, es la señal de que quiere a su gobierno.
Lo anterior que mucho honra a Michoacán, porque el tesorero del gobierno del manco, General González, que de acuerdo con Porfirio Díaz, le presta en 1880 la presidencia por un período, en el que el famoso manco General Manuel del Refugio González Flores, deja que los mayores contribuyentes, nombren al tesorero de la nación, que fue un tenedor de libros de muchos hacendados en el país, por cierto de Pátzcuaro, señor Servín a quien por su modestia, logra que oficialmente otro sea el titular oficialmente, porque como ahora, todos los gobiernos, deben ser integrados por gente política, como el aire del medio día de ese lugar del lago, cuyas corrientes de aire hasta ahora, no se les ha encontrado causa fija, quizá porque a su muerte anunciada, los depredadores quieren que entre más pronto, mejor.
Este aprecio de paz y progreso por encontrarse a un colaborador honrado, fue dado a conocer cuando el candidato entonces para senador el señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a quien en un convivio con la prensa en uno de los restaurantes de la Calzada de San Diego, se le advirtió que para ser agradable a quien se le pide el voto, cuando menos debe llevas las “buenas nuevas “ que el lugar que se visita”, va o puede tener y el cómo tal ambición de pueblo o importante centro de población no debe seguir en el ofrecimiento del olvido.