Ayyy comadre, ya no puedo con la educación de mis niños, cuotas pa’ca, cuotas pa’ lla. Que tengo que ir a ver a tal maestro, que ya no dejaron entrar ayer a mi niña, que porque yo no llevé los doscientos pesos para la pintura y darle mantenimiento a los baños. Bueno comadre, con decirte que ya llevé a la Iglesia un letrero tamaño carta, donde pido que se haga conciencia de que cuando empezó la Secretaría de Educación Pública, era educación gratuita y ahora por niño nadamás, te gastas en puras cooperaciones, un promedio de dos mil pesos anuales y si le agregas lo de las combis, las golosinas y mantenerlo limpio para que no te lo rechacen, quién sabe cómo le hago, pero el caso es que siempre le debo a los compadres y un cabrón, se las tengo que dar cuando menos dos veces a la semana, para que me siga apoyando. ¿Cómo ves?
¿Oyes comadre y lo sabe tu viejo?
Como vas a creer comadre, pues me mata o se mata él, porque en realidad, ya hasta las queridas dejó, porque ve lo que se gasta y lo que les damos de comer, que aunque aceptan los frijoles y las tortillas, comen, pero piden más y más gritando…
Po’s a denunciar comadre, juntémonos.
Si hombre, mucho hemos de lograr si hasta el mismo comité de las escuelas donde están madres de familia, se ponen de acuerdo con las autoridades escolares.
Entonces, a correr al nuevo secretario…
Y a poco el que nombren va a resolver, si lo que no hay comadre, es dinero. Estamos como los programas de te ponemos el techo o el piso, que de México les mandan diez mil pesos como mínimo para un caso aprobado y aparte de que reciben solamente cinco, te quieren poner todo con tres mil.
Po’s nos vamos a tener que regresar al pueblo o de plano, al rancho donde están los abuelos, aunque no estudien los chiquillos.
Comadre, estudiar para qué, si no hay empleos o trabajo.
Entonces comadre, al comercio, que esa profesión nunca se acaba, es como la cosecha de mujeres.
