MSV.- Así como el maestro Ricardo Torres Gaytán me decía que su orgullo era Carlos, así Echeverría, se ufana de haber trabajado con jóvenes que luego fueron gobierno; Torres Manzo se debe sentir muy bien de todas su hechuras políticas: Genovevo, Ausencio y Jesús, que llegaron a ser ejecutivos de esta entidad tan suertuda para conflictos y ensayos democráticos. Aquí nadamás faltó Germás Ireta Alas, que pese a ser más derechoso al poder que todos el resto, por ser hijo del Gral. Félix Ireta Viveros, que fue Jefe de la XXI Zona Militar y gobernador del estado, pero que no llegó a ser mandamás de esta entidad, quizá, por lo que le hizo desde la Cámara de Diputados, al señor licenciado Ausencio Chávez Hernández.
La señora esposa del señor licenciado en Economía, de origen española, fue y es, aparte del amor de la vida del maestro Carlos, muestra de lo que deben ser las que llegan a ser primeras damas, que sus obras no llevan su nombre ni nada que parezca reconocimiento en vida, pese a ser mejor que Margarita Zavala, que con tan poco reconocido, ya es desde ahora, la candidata a la presidencia de la república por el Partido de Acción Nacional.
Ese matrimonio no tuvo hijos, puros apoyados y adoptivas que guardan por ambos una gran admiración, a la que se le unen millones que muy conscientes dicen que el maestro Carlos supo mandar y hacer que sus diferentes responsabilidades oficiales, estuvieran a punto de grandes escalamientos, ya que Torres Manzo tenía y tiene el reconocimiento de haberse especializado en su licenciatura en Europa, que llegó a poner en segundo lugar, cuando en Carácuaro, escuchó a expositores, hablar de la justicia, que dijo a la prensa: tal vez equivoqué la carrera, porque por lo que he oído aquí, ser abogado es una grandeza, porque me hubiera gustado ayudar a tanto que aclama defensa jurídica y no tienen ni un clip para que a su defensor no se le desbalaguen las fojas de su juicio.
Torres Manzo promovió la creación de la carrera de Economía en nuestra universidad nicolaíta y aunque le falló la de periodismo, siempre comulgó con la información, a tal grado que cuando este reportero le preguntaba su opinión sobre algo, la contestación era: tu “pónle” lo que creas que haría, de acuerdo a la conducta que desarrollo como gobernador.
Convivió y combebió mucho con los trabajadores y directores de periódicos, al grado que entre salud y salud, pedía que si alguien se sabía cuatro milpas, la cantara.
Al que esto escribe le tocó destapar con el sector obrero de mi partido, el Revolucionario Institucional, al través de la entonces tan poderosa CTM que dirigía ya en el estado Juan Velasco Vargas, la candidatura para que Torres Manzo fuera gobernador y quizá me dieron esa responsabilidad, porque no querían que su postulación tuviera olor al gobierno de Arriaga, con eso de que fue el autor de la revuelta nicolaíta, cuantitativamente menor a lo que coordinó Echeverría por órdenes superiores, de la masacre de Tlatelolco. Y es que Diario de Morelia había estado en contra del sexenio de Agustín y a Juan Velasco lo mandó a apresar para raparlo, porque también no simpatizó con él en lo personal, porque Don Fidel Velasco a lo que hacía Arriaga en Michoacán, ni siquiera lo tomaba en cuenta. En cambio, Luis Martínez Villicaña, hasta le creó su día, el 13 de septiembre.
Modesto el hombre, casi nonagenario, dicen verse muy bien, recibiendo modestos, pero significativos reconocimientos de todos los que lograron tratarlo, lo calificaban como buen masticador de cacahuates con calidad de una abolencia que al triturarlos le gustaba tronarlos, sin ensalivarlos, ya que el bolo de sus 4 letras de las dos sílabas iniciales, debía hacerse en otro lugar, no en la boca.
Casi un diccionario, le gustaba poner a trabajar la memoria, tanto así, que explicaba muy bien lo cardinal de lo ordinal de los números.