Una de Vaqueros…

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Una de Vaqueros...

Amables lectores, es un placer informarles que a partir de la fecha, cuentan con un dominio web para consultar nuestro trabajo periodístico, ya sea con Una de Vaqueros, la columna semanal que escribimos desde hace más de 13 años y, de igual manera, La Guadaña, periodismo feroz pero de buenos sentimientos, que ve la luz desde hace siete años.

Encontrara usted en www.periodismoferoz.com una opción de lectura, sí, donde podrá disfrutar de la programación musical de radiopandemia.mp3 y gozar de una radio sin cortes ni anuncios comerciales, con una barra musical única en la red y que muchos envidian. Todo, al alcance de un clic.

Este martes celebramos el 102 aniversario de la Revolución Mexicana, movimiento armado que despertó a una sociedad anquilosada en el marasmo del conformismo y las penas, ahogada entre un cruel sistema económico y la indolencia del clero católico.

Hay quien dice que no ha terminado aún la etapa revolucionaria, que hay muchos pendientes y sin embargo, los destellos de un movimiento social de ese tamaño han sido opacados o bien han sucumbido ante en principal aditivo del sistema político nacional: la corrupción.

Tal vez, bajo una perspectiva catastrofista no habría nada qué celebrar, aunque también hay instituciones, como la Universidad Nacional Autónoma de México o el Instituto Mexicano del Seguro Social que serían base de un argumento en contra. Es cosa de cada cual esculcar y determinar si la Revolución le ha hecho justicia o no.

Mientras, los morelianos nos tenemos que chutar los excesos del régimen priista estatal y tolerar y convivir con marchas y plantones que trastocan la vida social, comercial y política de la capital, pues no hay argumento que valga para solapar los caprichos de la dirigencia magisterial disidente que opera a través de la normal de Tiripetio.

¿Qué más quieren los señoritos? Les otorgaron un millonario presupuesto para reparar los destrozos que hicieron en su último desmadrito, les autorizaron algo así como 900 plazas automáticas a los egresados de esa escuela delincuentes, se les permite bloquear y robar en vías generales de comunicación y todavía no encuentran en significado de la palabra hartazgo. Que conste, no somos partidarios de la represión, pues la hemos padecido en varias de sus manifestaciones, pero tampoco somos unos mensos dejados que permitamos ser vejados por un grupo de perredistas encumbrados en un sindicato educativo que nada aporta a la vida del estado.

Si no se encuentra pronto un equilibrio las consecuencias serán negativas para cualquier aspirante a cargo de elección popular que se cobije con los colores del PRI, pues la plataforma que le están construyendo no es algo así como para echar las campanas al vuelo, basta ver como le cobraron la factura al PRD que descendió a ser la tercera fuerza política en la entidad.

La información, es poder. Y se confirma ahora que comienza a tomar forma la Ciudad de la Salud, pues hay ya nosocomios que operan por el rumbo de Charo y enfrentan la falta de vialidades, siquiera una entrada decente a las puertas de sus instalaciones y esto, que se sepa, no es fortuito.

Basta con nadar un poco en el archivo general de notarías y revisar los últimos movimientos en los predios vecinos a las instalaciones del IMSS y del ISSSTE, principalmente éste último, pues los terrenos contemplados para ampliar vialidades de la noche a la mañana fueron a parar a manos del grupo de la familia Ramírez, como por arte de magia.

Resulta increíble que la información privilegiada que tiene tanto impacto, salga del despacho de un funcionario y provoque lo que ahora enfrentan quienes se han mudado y dan servicios a un sector altamente vulnerable, esto, claro está, en total impunidad.

La agresión que sufrió Julio César Maycote, La Changa, es un ejemplo más del desprecio de los servidores públicos a los derechos fundamentales de la sociedad y en especial de los obreros de la información, que somos blanco de todo tipo de violencia.

Fueron policías estatales los que agredieron a La Changa, los identificó y señaló, y a la fecha no ha corrido una sola diligencia que los ponga de patitas en la calle, se refleja la prepotencia del secretario de Seguridad Pública y la supina estupidez del procurador. No hay voluntad de perseguir culpables.

Tampoco en la empresa donde trabaja ahora, pues si antes tuvieron el tamiz de los intereses nada claros de la familia Belmonte, ahora, sin el yugo en el cuello, tampoco ha sido respaldado y apoyado debidamente, ni hablar, somos carne de cañón en este océano de corrupción.

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