A 203 Años de su Muerte, Mexicanos no Reflejan Lucha por la que Hidalgo Entregó su Vida

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A 203 años de su muerte y a pesar de los grandes avances que México tiene como Nación independiente, miles de mexicanos viven realidades que no reflejan el bienestar por el cual Don Miguel Hidalgo y Costilla, y grandes lideres insurgentes, entregaron su vida.
Así habló María Enríquez, egresada de la Facultad de Derecho y recipendaria del premio Padre de la Patria, durante el homenaje luctuoso a Don Miguel Hidalgo y Costilla en el cual fue oradora. A los piés de la efigie del prócer e ilustre héroes nacional, ante autoridades nicolaitas encabezadas por el rector de la Unviersidad Michoacana, alertó que “no podemos cerrar los ojos ante los retos que como mexicanos continuamos enfrentándonos”.
En el patio del Colegio de San Nicolás se refirió a la pobreza que corroe y va marcando día a día mayores desigualdades económicas, a la falta de empleos dignos y bien remunerados, la terrible inseguridad “que ha vuelto a tantos presos en sus garras”, el incremento de migración lacerante y mortal hacia Estados Unidos, la vergonzosa corrupción que coloca a México en los primeros lugares mundiales, y el sinnúmero de hogares que “con incertidumbre en el corazón” aún esperan a algún familiar o amigo que se encuentra desaparecido.
El Padre de la Patria murió 30 de julio de 1811, fusilado en el Colegio de Jesuitas y fue recordado por la autoridad nicolaita en el lugar que fundó, el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás donde leyó a grandes autores, y desarrolló sus habilidades intelectuales en esta su Aula Mater, siendo profesor, rector y fundador de la Universidad Michoacana.
Recinto emblemático en la historia de México y de Michoacán, lugar donde Hidalgo desplegó su obra y destacó desde los 17 años como filósofo y teólogo. Recordó la oradora su vida y entrega al movimiento independentista y trajo al presente aquel 21 de Marzo de 1811 donde fue capturado el guanajuatense en Acatita de Baján, y sometido a un trato inhumano con hambre y sed en el largo trayecto hasta Chihuahua, donde fue recluido en la torre del ex Colegio de la Compañía de Jesús para ser sometido a un desgastante proceso militar y eclesiástico.
El rector José Gerardo Tinoco Ortiz y varios funcionarios de la institución, montaron guardia de honor y depositaron la ofrenda floral.

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