MSV.- Nadie puede negar que ayer Morelia pasó algunas horas de angustia, pese a que se previó la entrada de las autodefensas que se iban a hacer cargo de la seguridad de los que habitamos esta ciudad.
Por una parte los que todavía pagan cuotas que nuevos enviados son los que todavía las seguían recogiendo, montaron en gozo el que definitivamente ya no tenían que dar diezmos a particulares, pero la población común, con eso de que por largas colas no se podía salir ni menos entrar a esta ciudad, se pusieron a temblar por lo que sería su estancia en el futuro; hasta que en las primeras horas del medio día, nuestro gobernador dijo que no había por qué alterarse, si los integrantes de ese nuevo cuerpo que ya se estaban instalando para pernoctar en Tiripetío, eran organizaciones ya regularizadas para que indizaran a los que había que detener mediante su testimonio de ser perjudicados y saber los que por años cobraron rentas por protecciones hasta de las mismas autoridades judiciales.
Algunos dueños de negocios turísticos que en lo privado informaron al reportero, que en tan pocas horas recibieron algunas cancelaciones de reservaciones, creyeron que esta Semana Santa iniciaba su ruina, pero tan pronto aclaró el licenciado Fausto Vallejo Figueroa, algunos turistas, les volvieron a confirmar su ocupación.
Hubo confusión por la forma en que da a conocer el incidente el comisionado Federal, pero a comprobación de que creen más en el que eligieron, que al que enviaron, que la ciudadanía moreliana no pasó la noche en completa intranquilidad, ya que ya ha tiempo sucede en pate, pero pudo dormir con la esperanza de que hoy mismo, todo se ponga en orden, aunque la verdad, como las comadres lo escribieron en La Extra, tercera edición de Diario de Morelia, que ya es costumbre que casi todos los días haya sangre y en ocasiones, hasta de inocentes que nada tienen que ver en los diferentes negocios que se asentaron aquí para la obtención de dinero que obtenían con seguridad de que nadie sabría, porque les iba peor, no solamente a los directamente perjudicados, sino a sus familiares.
Lo real del surgimiento de las defensas comunitarias en realidad es gato encerrado, que en parte se le ve la cola, que es por falta de empleos y trabajo. Lo anterior es porque de acuerdo a los templarios que han pedido perdón al reintegrarse a sus lugares de origen, son porque sin empleo u oportunidades de trabajo, no les quedó otra que enrolarse donde había pago por servicios que tomaban como orden del patrón que los contrataba, como un policía o un soldado.
A última hora al reportero le habló un ferretero que estuvo pagando piso, para comunicar que por su parte a quienes entregaba su cuota, ya tenían algunas semanas que no se presentaban a cobrar y que era señal que muchos han abandonado la ciudad y otros, han regresado a sus lugares de donde vinieron.