El La Colección Ictiológica del Laboratorio de Biología Acuática de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, cuenta con un acervo de 5 mil 947 lotes, los cuales, dependiendo de la especie, pueden estar conformados por uno o varios organismos, y han sido colectados desde marzo de 1976. Se cuenta con una colección de tejidos para análisis moleculares integrada por más de 19 mil muestras. Las colectas han sido realizadas en diferentes tipos de ecosistemas acuáticos del país, incluyendo ríos, lagos, estuarios, pozas de marea, arenales, arrecifes y mar profundo.
Las especies de peces se agrupan en más de 95 familias y su número aún por determinar, es posible que supere las 500 especies. Las colectas han sido realizadas en 31 estados de México, así como otros países como Cuba, Belice, Guatemala, Venezuela, Ecuador continental y las Islas Galápagos. Un buen número de especies de peces continentales, desgraciadamente se encuentran amenazados por el impacto que han experimentado los ríos, presas y lagos en los últimos cien años.
Todo el material ha sido colectado durante el desarrollo de tesis de licenciatura, maestría y doctorado, además de los diversos proyectos del personal del laboratorio, los cuales han sido financiados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad y la Coordinación de la Investigación Científica de esta universidad, entre otras instituciones. Actualmente el responsable de la Colección Ictiológica es el maestro Xavier Madrigal Guiridi.
La colección además mantiene contacto con investigadores con quienes se han realizado prestamos, donaciones, intercambios de organismos, así como estancias de profesores y estudiantes, por lo que conserva sus puertas abiertas para la consulta del material que conforma su acervo, cumpliendo funciones de enseñanza como de investigación.
El conocimiento de la diversidad de los seres vivos (biodiversidad) es uno de los aspectos que ha recibido mayor atención en los últimos años, ya sea porque se ha tomado conciencia sobre la importancia de conocer la riqueza de especies presentes en los diversos ecosistemas de nuestro planeta y los servicios ambientales que de ellos recibimos (como el agua, aire limpio, o alimentos), o bien por el hecho de que nos encontramos ante la lamentable situación de un acelerado deterioro ambiental, que implica la pérdida irreparable de numerosas especies día con día.
Cualquiera que sea la causa, el conocimiento de la biodiversidad de un ecosistema es de gran importancia, ya que permite conocer cuáles las especies que habitan en esa área y es posible establecer programas para su correcto manejo y conservación, ya que dependemos de los servicios ambientales y los recursos que nos proporcional los ecosistemas. Para ello es necesario que se mantengan las muy variadas interacciones entre los organismos de las diferentes especies que en ellos conviven.
Sin embargo, el conocimiento de las especies de una región o un ecosistema no es tarea sencilla. En primer lugar es necesario conocer los hábitos y algunos aspectos del comportamiento de las especies, y una vez que son colectados, deben de ser procesados de manera que se evite la descomposición o destrucción del organismo.
Una vez que el organismos se encuentran debidamente preservados, es posible hacer un gran número de observaciones anatómicas, mediciones y comparaciones que permitan su correcta determinación, y de esta manera poder saber a qué especie pertenece o bien si se trata de una nueva.
Las colecciones científicas, además de proporcionar un espacio adecuado para el correcto almacenamiento de ejemplares biológicos, constituyen el respaldo físico que nos permite dar cifras sobre la presencia de las especies, su distribución, características de su hábitat, así como características de la misma especie.
Por estas razones, los organismos deben almacenarse de forma que se garantice su preservación por el mayor tiempo posible, como es el caso de los ejemplares de algunas colecciones naturales de Europa, que se han mantenido por más de dos siglos. A partir de ellas se han hecho las descripciones de nuevas especies y funcionan como la evidencia física de la existencia de especies biológicas.
Como resultado de la gran diversidad biológica, las colecciones son sumamente diversas en cuanto a sus contenidos y formas. De acuerdo con el grupo biológico que se trate, estas pueden almacenar tallos, frutos, flores, semillas, esporas, polen, pieles, cráneos y osamentas, escamas, plumas, entre otras.
Por la razón de las variadas dimensiones de los organismos, puede resultar necesario almacenar pequeños organismos del plancton, lo cual resulta sencillo, o bien almacenar las osamentas de ballenas dentadas y barbadas, por lo que los procesos y condiciones para el correcto almacenamiento de las muestras son igualmente diversos y especializados.
Para el caso particular de los peces, el grupo más extenso de vertebrados que cuenta actualmente con más de 28 mil especies reconocidas, se requieren condiciones particulares para su correcta preparación, preservación y almacenamiento, en las colecciones biológicas conocidas como “colecciones ictiológicas”.
La colecta de los organismo representa un reto, ya que si bien algunos peces son fácilmente capturados con redes de mano y anzuelos, para otras es necesario hacer uso de equipos especiales de electro-pesca, o bien emplear equipos de buceo para usar bombas de succión, trampas o redes a diferentes profundidades.