M. Sánchez Vargas. No tiene por qué enojarse el gobierno, que algunas asociaciones civiles se quejen de que siempre que hay un evento de importancia en Morelia, los preventivos para la seguridad de que todo salga en paz se anticipe con una limpieza polucional, no tanto al estilo como lo hacía Urenda Pinales, sino como lo ameritan estas nuevas generaciones, donde los libertinajes tienen cola de padrinos, tal como los 43 padres del caso Ayotzinapa, que pretendían ser ayudados por simpatizantes, principalmente los normalistas y los de la CNTE.
Urenda Pinales se pasaba archivando fotos de familias integradas por vandálicos, que no ganaban para el bolsillo, sino para satisfacción de su ego solamente. Y esto era cuando no había tanto drogo como ahora, en que quien no es del grupo, es contrario y delatador.
Hay que admitir que estos desastres se ampliaron, porque somos más y la juventud no es distraída a la preparación o a la distracción deportiva o cultural.
En tanto, al platicar con algunos de los que nos obsequian ideas para que nosotros las tratemos, nos hacen la diferencia de que es mejor quejarse a tiempo, que lamentarse después, con una novedad, que le han agregado: sería bueno que a los que tienen antecedentes de vandálicos, se les detuviera con 24 horas de anticipación, para estar seguros de que no se correrá ningún peligro y menos una desgracia.