* Al igual que en la Jornada 10, los dos equipos se dieron con todo.
* En este encuentro, el trabajo del árbitro tuvo incidencia y comprometió a los futbolistas.
Al igual que la edición pasada del Clásico Nacional, disputado en la Jornada 10, el duelo entre Chivas y América dejó emociones y buen sabor de boca en lo futbolístico, pero más allá del resultado, también quedaron grabadas escenas en las que el fragor de la batalla cruzó límites: manotazos, patadas, connatos de bronca dentro y fuera de la cancha… y por si no fuera suficiente, el trabajo del árbitro influyendo en el resultado.
En el enfrentamiento de la ida de los cuartos de final, se rebasaron ciertos límites: patadas, un arbitraje condescendiente y que no fue parejo, incidiendo, de alguna manera, en el resultado final.
¿El resultado?, dos jugadores expulsados, uno por cada bando. Rubens Sambueza por América, quien tuvo oxígeno extra en el partido, pues debió ver la segunda amarilla minutos antes.
Por Guadalajara, el joven Ángel Zaldívar parece víctima de una aparatosa jugada, en la que Paul Aguilar sacó ventaja, y la óptica de César Arturo Ramos compró la jugada.
Para nadie tuvo un final feliz este partido. Ni para dos viejos amigos que se encontraron en la cancha, y que hace no mucho tiempo compartieron vestidor en Querétaro: William da Silva y Orbelín Pineda.
Al término del encuentro, deportivamente se dieron la mano, y cuando estaban a punto de intercambiarse las camisetas, apareció José Daniel Guerrero.
El Chepe seguramente apeló a esa tradición en la que ninguno de los dos conjuntos debe estar dispuesto a intercambiar la camiseta preciada con el odiado rival.
Solo ellos saben si fue por guardar las formas y en los vestuarios se dio el cambio, o si de verdad respetaron la tradición de sus aficiones.
