Los Monopolios, Como los Hombres Modernos si Unos Brazos me Desprecian, Otros me Esperan

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Monopolios

M. Sánchez Vargas. Eso de que si unos brazos me desprecian, otros me están esperando, siempre es el acicate de todos los refranes porque opera en todos los formatos de vivencia, unos más claros, otros con mejores discreciones. Ahora que la Coca cola ya no aguanta tantas ganancias porque no es de las empresas que su seguridad es el recurso del banco extranjero, primero por pertenecer a compañías que su conducta no es parar la actividad del dinero, sino multiplicarlo en el mismo territorio donde lo adquieren, ayudando a la competencia hasta el grado que mejore, pero que no la rebase, es ir ocupando del ingenio refresquero, la calidad que ha creado una demanda que amenaza seguir y si es posible competir y superar el arte de distribución que tienen los artículos que llevan dulce al paladar del humano y segundo, que nunca sostiene un pleito y menos contra quien lo otorga jurisdicidad.
Coca cola es como Televisa, “perrona” para estar en la cúspide de la viveza porque disponen de un sustento que lo piden y lo disfrutan quienes en esencia sostienen empresarialmente, no como en lo de la construcción, que ICA viene a la lona porque sus padrinos, los de las relaciones que canalizan las grandes inversiones, han dejado de prestigiarle su carácter con que fue su nato.
Nuevo todo y de golpe, porque no se hizo escuela y en los monopolios, es lo primero que se arma, que lo que se gana siempre trabaje, no que como el dinero sin base, que ruega porque se lo tomen los empresarios que sus capitales hicieron de arenita en arenita, no de recorrerle a las sumas los puntos decimales en presupuestos, sin siquiera saber sembrarlos, sino solamente esconderlos.
Televisa admitió discretamente la pases con la competencia, ya cuando había comprobado que la superaran no era ya posible, porque su energía es de más en más. Ya verán que de los nuevos permisos de televisiones libres, ahí va a estar de alguna manera, ¡presente!

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